Campo de la Cebada, la Latina, Madrid. Seis de octubre de 2018 se celebra la V edición de Hostia, un libro. Feria de microedición y guantazos. Y ¿Qué hacíamos nosotros allí? Pues tener la inmensa suerte de representar al deporte invitado de éste año, la esgrima histórica.

Pues allí que estábamos… Con un puesto de información y muchísimas ganas de contarle a todo el mundo a qué nos dedicamos.

Nos habían preparado una zona en la que poder dejar material, lucir palmito esgrimístico, cambiarnos, y darnos de espadazos, así en general, pero lo más importante era el deber… Realizar los microtalleres de macroespada . ¿Y esto qué es? Pues ni más ni menos que pasar unos 15 minutos con “los montanteros de la sala” en los que los más aguerridos disfrutaron tanto o más que los peques que tuvimos por la tarde. Y es que no sólo de ropera vive el esgrimista, el montante enamora a primera vista al más pacífico.

El montante, en numerosas ocasiones mal llamada mandoble, es una espada del siglo XVI cuyos usos eran de lo más diverso. Sobre todo conocidas en la guerra, para romper formaciones de piqueros, pero también como arma del Maestro de la sala de Esgrima, que era el único con suficiente experiencia y grado como para poderlo usar, generando la expresión “meter el montante” cosa que el maestro hacía en el caso de que los alumnos se entusiasmasen en la práctica y hubiera que separarlos.  Uso similar le daban los corchetes, que obviamente debían portar un arma contundente y capaz de disolver riñas, duelos, disputas…

Por la fisonomía del arma, entre el metro sesenta hasta el metro ochenta, y pesos que oscilan entre los 2 y 3 kilos, el montante ha de blandirse a dos manos, siendo raro el soltar la mano adelantada en la empuñadura en cuyo caso ganamos alcance para realizar algún barrido y poco más.

Además de esto, nuestros alumnos por 15 minutos, han realizado algunas acciones que les han sabido a poco y por ello han podido inmortalizarse en un vídeo.

Mientras nos alumbraba un sol digno de julio, aprovechamos las sombras para realizar algunos asaltos entre los alumnos y también ver los stands y confraternizar con la organización.

Tras el merecido yantar y el reposo del calor, dimos paso a la tarde y los siguientes talleres que ideamos para los más pequeños, que disfrutaron de una clase de iniciación, de la mano de nuestros instructores, Eduardo García y Daniel Mencía, y con modelos de espada y protecciones acordes a su edad. Sus padres mientras tanto, no les quitaban ojo de encima y además nos deleitaron con su presencia en la exhibición que desarrollamos justo a continuación.

Con todo el público que tuvimos a lo largo del día cualquiera hubiera podido pensar que estaríamos nerviosos, pero nada más lejos. Nos sentimos encantados de ser el foco de atención de la plaza, y así lo demostramos haciendo uso de todas las armas que hay en nuestra panoplia. Se pudo ver una auténtica evolución de las armas, desde el siglo XII hasta el XVII que nuestro Preboste en armas Héctor Hernández condujo de forma ingeniosa, valiéndose de los alumnos más veteranos para tener unos comentarios sin igual durante sus asaltos y que así todos participásemos en una hora de choque de aceros.

 

 

 

 

 

 

Vivimos una experiencia sin igual, en la que sobretodo hubo mucha convivencia y cruce de armas, pero en la que también conocimos un poco más el mundo editorial y todas las personas que ilusionadas buscan expandir por medio de las letras, su mundo interior.

http://hostiaunlibro.com/festival/